Creo que nadie estaba preparado para vivir una situación como la que nos ha venido a regalar el COVID-19, ojo, no todos los regalos son buenos y este sin duda alguna es de los peores que pudo recibir la humanidad entera. Este virus vino a poner bajo un microscopio las deficiencias que tienen todos los países, en especial los países de Latinoamérica, quienes en su mayoría no poseen un sistema de salud robusto, no pueden surtir las dolencias diarias y comunes que aquejan a la población, y si a esto le añadimos una Pandemia, tenemos un sistema totalmente colapsado. Vimos sistemas de salud de países desarrollados y mucho más pudientes que nosotros desmoronarse en semanas. Viendo este escenario a mi en lo personal no me dio miedo, me dio pánico. Y en medio de todo esto, por lo menos teníamos la esperanza que nuestro Gobierno reaccionara tarde, pero seguro. La reacción llegó tarde sí, pero ni fue segura, ni tampoco fue para beneficiar al pueblo, si no para actuar torpemente, haciendo...
Desde ya hace varios años los hondureños vivimos bajo la ordenanza de cero pólvora debido a todos los accidentes de niños quemados que se han reportado a traves de los años, se ha satanizado a los famosos "cuetes" por todos los medios. La pregunta aquí es ¿Qué ganamos con eso? En mi humilde opinión, nada. Por el contrario, lo que se ha logrado es quitarle la fuente de trabajo a miles de microempresarios hondureños, tanto a vendedores como a fabricantes. La pólvora no tiene la culpa de nada, eso es simplemente una excusa que oímos de boca de los familiares del afectado. El culpable de cada niño quemado que vemos en las noticias son los mismos padres que prefieren la parranda que responsabilizarse por la supervisión de sus hijos. Analizo un poco de como un cuete llega a manos de un niño y el porque deduzco que la culpa es del padre no del niño, mucho menos de la pólvora: ¿Quién compra la pólvora? La pólvora no va a llegar sola a su casa, ni va a aparecer...